¿Quién nos hubiera dicho que el clásico baño de agua fría iba a tener más funciones de las que pensábamos?

Un estudio afirma que esa ducha fría no sólo nos baja los humos sino que también nos hace correr mejor.

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Un estudio realizado en la Universidad de Charles Sturt en Nueva Gales del Sur, Australia, descubrió interesantes virtudes de las bajas temperaturas en el organismo del corredor. Primero cogieron a unos cuantos corredores (de fondo, por supuesto) y los dividieron en dos grupos. A unos les introdujeron en una bañera en la que descendía paulatinamente la temperatura. El resto se quedó esperando. ¡Qué sorpresa cuando, tras finalizar el baños, echaron todos a correr! Los runners “bañados” pudieron correr más distancia que los “secos”.

La cosa es así: la temperatura del baño baja hasta 23 grados, y se está allí dentro una horita. Después, se ponen a correr como locos durante media hora en una cinta. La habitación en donde se realiza la experiencia está a 32 grados de temperatura y la humedad es del 65%. Para no precipitarse en sus conclusiones, 4 días después los investigadores le dieron la vuelta a la sartén: El grupo que había realizado la experiencia se convirtió en grupo control y viceversa. Los atletas enfriados corrieron en la media hora que duró la prueba controlada entre 300 y 350 metros más que aquellos que no se habían bañado en agua fría, una mejoría del 5% aproximadamente.

Siendo el consumo de oxígeno el mismo, la diferencia está relacionada con la habilidad del runner de mantener más baja su temperatura corporal. Después de la inmersión en agua a 23 grados, la temperatura del deportista cede un grado, mientras la de la piel suele ser de 27 grados. Al hacer ejercicio, la temperatura de la piel sube a 34/9 ºC. En cambio, los atletas del grupo control tuvieron temperaturas de la piel entre 37 y 40 ºC. La actividad física siempre genera calor. Un calor que va desde la sangre a la piel, donde se pierde gracias al sudor.

El pre-enfriamiento permite mantener más sangre en los músculos y que esto mejora el aporte de oxígeno y glucosa .Por tanto, si se puede suprimir el esfuerzo termorregulador se mejora el rendimiento Los expertos creen que el truco consiste en bajar la temperatura central del cuerpo y hacerlo, además, de una forma lenta y gradual.

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