Una superficie inadecuada durante la práctica deportiva puede provocar el sufrimiento articular. El ejercicio continuado en una pista demasiado dura o blanda es la causa de más de una lesión.

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¿Por qué si se corre por arena el deportista se fatiga más que si lo hace sobre suelo duro? La respuesta la conoce bien Juan Vicente Durá, ingeniero del Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), que ha examinando diferentes tipos de pavimentos deportivos, analizando su capacidad de amortiguación, su dureza y su flexibilidad.

Realizar la actividad deportiva sobre una superficie inadecuada puede ser la causa de gran número de lesiones. Un pavimento demasiado rígido, sin apenas elasticidad para una práctica deportiva obligará más a las articulaciones, incrementando las posibilidades de sufrir lesiones, tanto en los músculos como en tendones y huesos.

La superficie de juego o de competición no sólo tiene que estar en perfecto estado de conservación, sino que debe reunir características de absorción de impactos y de devolución y disipación de energía. La norma actual que clasifica las superficies deportivas sólo tiene en cuenta la fuerza máxima que resiste el pavimento durante el impacto que realiza el atleta al dar una zancada, omitiendo otros aspectos; esta carencia afecta al deportista que aprecia diferencias en superficies que, en teoría, son iguales.

Para evitar estas discrepancias Durá ha analizado exhaustivamente las superficies de atletismo. "Se puede pensar que una pista de corcho sólo se utiliza en un deporte, pero son varios. Un velocista y un fondista prefieren superficies distintas: mientras que el primero está más cómodo en pistas menos absorbentes, donde el ejercicio explosivo se vea recompensado con buenas marcas, el fondista preferirá superficies más absorbentes, que le hagan más fácil y seguro sus largas carreras".

Un pavimento inadecuado provoca mayor fatiga a los deportistas, que a su vez puede ser la causa de lesiones en caso de sobreesfuerzo. "El atleta pierde la percepción y la capacidad de respuesta, aunque la relación directa con lesiones es difícil de demostrar".

El IBV ha utilizado un atleta artificial para el análisis exhaustivo de cada superficie. "Es una máquina que deja caer un peso a una determinada altura; también simula la amortiguación de las articulaciones y mide la fuerza del golpe y la deformación del suelo", explica Durá, quien cree que un pavimento óptimo debe tener una reducción de fuerza de al menos un 35 por ciento si se quieren evitar lesiones.

Realizar deporte con un calzado adecuado es otro factor protector . "Las zapatillas son individuales para cada deportista, mientras que la pista la usan muchos. Con una elección adecuada de deportivas se puede compensar la dureza de un terreno de juego.
Hierba artificial

¿Por qué los futbolistas profesionales se niegan a jugar en campos de hierba artificial? Durá explica que estos deportistas están acostumbrados a jugar en hierba natural y utilizan un tipo de bota poco absorbente y amortiguadora. Los primeros campos de césped artificial que salieron al mercado eran duros, de baja longitud de pelo, lo que afectaba al deportista con botas duras. "Los campos artificiales de tercera generación son de pelo largo -hasta 60 milímetros- y llevan un relleno de caucho. Los futbolistas con botas duras pueden jugar perfectamente en ellos porque el taco se hunde en el caucho". Estos campos están empezando a ser homologados por la Federación Internacional de Fútbol para los partidos de clasificación del mundial en países en los que, por sus condiciones climáticas, es complicado mantener en buenas condiciones un campo de césped natural.

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